sábado, 3 de diciembre de 2011

La ruta de la indignación


Mi querido pueblo natal, Yhú, es uno de los bellos rincones del Paraguay que quedaron al margen de las rutas del progreso.

Alzado sobre una amplia loma, a 50 imposibles kilómetros al norte de la ciudad de Caaguazú, fue el lugar que eligió el mariscal Francisco Solano López en 1869 para confinar en una verde prisión sin rejas a casi dos mil espectros andrajosos, mayoritariamente mujeres, ancianos y niños, conocidos históricamente como las "destinadas" y los "destinados" de la Guerra Guasu.
Ciento cuarenta y dos años de soledad después, Yhú sigue pareciéndose a aquel legendario Campamento Cué. El destrozado camino de tierra que conecta con la ruta 7 es el mayor obstáculo que encuentran las zonas productivas de Vaquería, San Joaquín e Yhú para romper el aislamiento.
Desde hace décadas, los yhuenses venimos escuchando promesas de gobernantes sobre la inminente construcción de la ruta 13. Ya ha sido bautizada popularmente como "la ruta de la mentira".
El 18 de diciembre de 2009, el presidente Fernando Lugo dio "la palada inicial" a la construcción de un tramo de 64 kilómetros, de Caaguazú a Vaquería. Las obras fueron adjudicadas al consorcio Cotafel, de empresarios y políticos encarnacenos muy ligados al entorno del actual mandatario, entre ellos el diputado colorado Luis Alberto Sarquis.
Aunque el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones asegura haber entregado 15 millones de dólares, a poco de empezar el consorcio se declaró en quiebra, dejando a sus obreros en la calle, y las obras quedaron paralizadas durante largos meses.
Hartos de peregrinar por oficinas gubernamentales y de escuchar promesas en el vacío, el lunes 28 de noviembre salieron unos 6.000 pobladores a cerrar la ruta 7 durante más de diez horas, interrumpiendo el tráfico más vital del país.
Fue un día de furia ciudadana, que tuvo como respuesta una violenta y torpe represión policial, dejando una decena de heridos. Pero aún apaleados y sangrantes, los manifestantes no se movieron del sitio hasta lograr que el Gobierno les garantizara que las obras de la ruta 13 se reiniciarán con urgencia.
Personalmente no estoy de acuerdo con medidas de fuerza que violan derechos constitucionales de terceros, como el derecho al libre tránsito, pero me sumo al justo reclamo de mis compueblanos.
La "ruta de la mentira" se ha convertido en la ruta de la indignación paraguaya.
Será bueno que lo tengan en cuenta.

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