viernes, 24 de septiembre de 2010

Se venden niñas, tratar en Paraguay

Este jueves, 23 de setiembre, se “celebró” el Día Internacional contra la Explotación Sexual y Trata de Personas. No faltaron los discursos y mensajes oficiales sobre el “arduo e interesante trabajo” que presuntamente se realiza desde organismos del Estado paraguayo para erradicar este aberrante delito, considerado el tercer negocio criminal más lucrativo en el mundo, luego del tráfico de drogas y de armas.
Hay mucha mentira e hipocresía en este tema. Se gastan millones en realizar congresos, seminarios, conferencias, estudios, encuestas, investigaciones, confeccionar y distribuir publicaciones, carpetas, folletos, afiches, cedés y devedés promocionales… que repiten lo mismo de siempre, pero casi nada se hace para atacar los puntos críticos de la frontera por donde numerosas niñas y adolecentes mujeres paraguayas siguen siendo llevadas ilegalmente, para ser sometidas a una inhumana explotación sexual en los burdeles y prostíbulos de Argentina, Brasil, Chile, Bolivia, Perú, México, Estados Unidos y España, principalmente.
Me ha tocado acompañar a equipos de medios periodísticos internacionales, como Televisión Española (TVE) y el canal estadounidense Infinito, que vinieron en estos días al Paraguay, siguiendo la huella de una serie investigativa que hicimos en Última Hora sobre la trata en la Triple Frontera. Por la dura realidad de pobreza y de ignorancia en que viven miles de familias, nuestro país tiene hoy como un inmenso cartel internacional que dice: “Se venden niñas, tratar en Paraguay”.
Les pude mostrar a los colegas que aquella realidad que expusimos en ÚH, en enero del 2008, no ha variado absolutamente nada: por solo 8.000 guaraníes o 5 pesos es posible hacer pasar ilegalmente a una niña en canoa a través del río fronterizo, desde las costas paraguayas del Sur del Alto Paraná (Península, Cedrales, Puerto Irala, Bertoni, Paranambú), sin que funcionarios de Policía, Marina o Migraciones controlen documentos. Lo que si piden, apenas huelen que hay tráfico ilícito, es la correspondiente coima.
Hace pocas semanas, los miembros del Centro de Atención, Prevención y Acompañamiento a Niñas, Niños y Adolescentes (Ceapra), la única organización no gubernamental que mantiene un hogar para víctimas menores de la trata en todo el Paraguay, fueron desalojados del local que ocupaban en el barrio Boquerón de Ciudad del Este, porque ya no tenían para pagar el alquiler. La Organización Internacional de Migraciones (OIM) les cortó la única ayuda financiera que recibían. La Secretaría de la Mujer y la Itaipú Binacional les prometieron ayuda, pero hasta ahora… nada. Allí andan, en otra casa prestada, donde no saben hasta cuándo podrán permanecer.

sábado, 18 de septiembre de 2010

Los sobrevivientes de la Isla de la Utopía


Están allí, acampados frente a la sede del Instituto Nacional de Desarrollo Rural y de la Tierra (Indert), en Asunción, casi desapercibidos para los medios de comunicación. Tienen el pelo canoso, la piel marcada por los años y los golpes recibidos, pero en sus miradas se percibe intacto el brillo de aquella antigua rebeldía. Siguen siendo los mismos hombres y mujeres que hace tres décadas se internaron en los montes de San Pedro para fundar la colonia San Isidro de Jejuí, con la utopía de "vivir como hermanos”.
Eran tiempos sombríos de la dictadura stronista, pero en algunos sectores del campesinado, bajo el influjo de aires renovadores en la Iglesia Católica, surgían las Ligas Agrarias Cristianas, en busca de una sociedad más justa y solidaria.
La Fenalac (Federación Nacional de Ligas Agrarias Cristianas) obtuvo del IBR la adjudicación de tierras junto al río Jejuí. En mayo de 1969, en un área de 230 hectáreas, se establecieron 31 familias (unas 150 personas), dispuestas a construir un modelo autosustentable de tenencia asociativa de la tierra y de producción comunitaria.
Se convirtió en "mal ejemplo". La dictadura no podía permitirlo. El diario Patria, vocero del Partido Colorado, acusó que San Isidro era un "koljós" soviético en medio de la selva. En la madrugada del 8 de febrero de 1975, un pelotón al mando del teniente coronel José Félix Grau asaltó la colonia y apresó a los moradores. El pa'i Braulio Maciel, párroco local, fue baleado en la pierna.
Los ranchos fueron destruidos, las chacras arrasadas. Las tierras, por las que ya habían pagado hasta el último guaraní, fueron confiscadas y revendidas. La Isla de la Utopía se convirtió en estancia. San Isidro fue borrada a sangre y fuego. Pero sus pobladores —presos, torturados, perseguidos y dispersos, con la absoluta prohibición de regresar al lugar— mantuvieron vivo el sueño.
Con la caída de la dictadura, empezaron la lucha por recuperar sus derechos. Dos veces fueron desalojados con violencia por la Policía, acusados de invadir sus propias tierras. En 2005, treinta años después de haber sido expulsados, el juez Silvino Delvalle, dictaminó que 150 hectáreas les sean devueltas.
Desde entonces, la burocracia estatal ha impedido el cumplimiento de la reparadora sentencia. El Indert del Gobierno de Fernando Lugo, abanderado con la reforma agraria, pone aún más escollos que los gobiernos colorados. Cansados de esperar, los sobrevivientes de la Isla de la Utopía están allí, acampados en la jungla de cemento, reclamando un sueño más antiguo que sus propias vidas.
No habría que dejarlos tan solos.

viernes, 10 de septiembre de 2010

Memo para la posteridad


Aquí están, estos son…
Los que elegimos por voto universal para ser representantes del pueblo en la Cámara de Diputados, pero nos traicionaron grosera y alevosamente para representar a los intereses de unos pocos poderosos fabricantes de cigarrillos, que se niegan a ajustarse a las regulaciones internacionales de protección de la salud, y no tienen escrúpulos para seguir amasando millones a costa de la muerte.
Aquí están, estos son…
Los que hicieron retroceder al Paraguay varias décadas en el tiempo, borrando de un plumazo valiosas conquistas como la prohibición de fumar en lugares cerrados, o advertir con mayor rigor los peligros de contraer cáncer. Los que desoyeron irresponsablemente las recomendaciones de la comunidad médica y los organismos mundiales de la salud. Los que exponen al país a recibir sanciones por violar acuerdos internacionales.
Aquí están, estos son…
Los 41 diputados que aprobaron el jueves una Ley de control de tabaco a la medida de los cigarrilleros y rechazada por la ciudadanía. Los que seguirán siendo culpables de que unas 730 personas mueran anualmente en el país por causas relacionadas al tabaquismo, según datos de Ministerio de Salud. Tomen nota, hagan copy paste y guarden la lista en el archivo de la memoria, para que los hijos de nuestros hijos lo sepan y no lo olviden.
Aquí están, estos son: Andrés Retamozo, Arístides Da Rosa, Arnaldo Samaniego, Atilio Penayo, Blanca Duarte, Carlos Liseras, Clemente Barrios, Concepción Cubas, Eladio Gómez, Herminio Dávalos, Hugo Velázquez, Jorge Baruja, Juan Espínola, Juan Vázquez, Juan Ziet, Justo Cárdenas, Justo Zacarías, Luis Gneiting, Luis Sarquis, Luis Sarubbi, Madgaleno Silva, Mario Morel, Mario Soto, Nardi Gómez, Oscar Silvero y Víctor González, todos del Partido Colorado, Asociación Nacional Republicana (ANR).
La lista sigue con Andrés Giménez, Blas Vera, Blas Lanzoni, Carlos Zena, César López, Dionisio Ortega, Edgar Ortiz, Gustavo Cardozo, Hugo Capurro, Jorge Ávalos, Julio Mineur, Luis Neuman, Mirta Mendoza, Modesto Salinas y Nelson Segovia, todos del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA).
Aquí están, estos son…
No los olvide.
Muy pronto vendrán otra vez a prometernos la Luna y a pedir nuestro voto.
No sé usted… pero yo tengo muy clara la respuesta que les voy a dar.