viernes, 27 de febrero de 2009

Contrabando y política


“Yo soy comerciante, no soy contrabandista”, me aclaró Evaristo Ríos, luego de relatar cómo realizó varios vuelos en su avioneta, ingresando ilegalmente partidas de cigarrillos a la Argentina, cargas presuntamente pertenecientes al actual director de Yacyretá, ingeniero Carlos Cardozo.

Quise saber cómo se llama entonces al hecho de introducir cigarrillos a un país vecino, sin pagar impuestos, y él me explicó: “El contrabando se cometió en otro país, no en Paraguay. Nosotros llevamos una carga con factura legal, de una manufactura que expedía todo en regla”.

Años atrás había escuchado la misma explicación por parte del caudillo colorado Reinerio Santacruz, dueño de varias tabacaleras en el Este, cuando le pregunté cómo se sentía al ser acusado de contrabandista. “Yo no hago contrabando. Yo fabrico cigarrillos y los vendo legalmente en el Paraguay, pagando todos mis impuestos. Ahora, si mis productos aparecen al otro lado de la frontera… ¡yo no tengo la culpa!”, me dijo.

Cuando el colega Roberto Sosa entrevistó a Evaristo Ríos el jueves a la mañana, en radio Cardinal, para preguntarle si el avión Cesna 180, que cayó detenido el 13 de julio de 2005 en Corrientes, Argentina, con 1.659 cajas de cigarrillos, pilotado por el coronel Lorenzo Benítez Liseras (el mismo al que el presidente Lugo visitó subrepticiamente el miércoles y lo reincorporó a la milicia, a pesar de estar condenado por contrabando), era de su propiedad, Ríos contestó que sí.

Cuando Roberto le preguntó de quién era la carga aprehendida, Ríos largó la bomba: “Nosotros trabajábamos con el ingeniero Cardozo, por decirlo así, hacíamos contrabando de cigarrillos”.

Tras una afanosa búsqueda, llegué a su casa, en el Área 5 de Presidente Franco, el jueves a la tarde. La misma residencia en la que estuvo el entonces candidato presidencial Fernando Lugo en el 2007, cuando se formó la primera directiva de Tekojoja Alto Paraná. Allí Carlos Cardozo fue elegido secretario general, y Evaristo Ríos secretario de finanzas. Es decir: Ríos manejaba las finanzas del movimiento político referente del actual presidente de la República.

Me concedió la entrevista con amabilidad, aunque luego ya no quiso hablar con otros medios. No tengo pruebas de que las acusaciones de Ríos contra Cardozo sean verdad, pero sus palabras están allí, registradas en el grabador. Dirigentes de Tekojoja Alto Paraná confirman que estas mismas denuncias las hizo hace un año, en Asunción, ante los máximos directivos de la organización política, aunque ahora estos aseguren desconocer a Ríos.

Encontrar vínculos entre contrabando y política en los Gobiernos colorados resultaba algo casi natural. Pero comprobarlo en el entorno de un Gobierno que se embandera con las mejores esperanzas del cambio, resulta decepcionante. ¿A usted no?

 

sábado, 21 de febrero de 2009

Villa hule Salto Monday

Desde que la represa de Itaipú asesinó en 1982 a los magníficos Saltos del Guairá, la única cascada importante que le queda al Paraguay como atracción turística es el Salto Monday, en las afueras de Presidente Franco, Alto Paraná.

No tiene la espectacularidad que tenían los Saltos del Guairá, o que tienen las argentino-brasileñas Cataratas del Yguazú, pero igualmente es hermoso e imponente. El gran caudal cayendo desde una altura de 40 metros de roca basáltica, en medio de un verde valle, deja boquiabierto a cualquier visitante.

Pero no es fácil apreciar en su plenitud esta maravilla. La señalización es pobre y deficiente. La propia ministra de Turismo, Liz Cramer, confesó que le cuesta llegar sola, sin la asistencia de un guía. Ni la Municipalidad, ni la Gobernación, ni Itaipú, ni el Gobierno central, se han dignado en construir una carretera asfaltada que facilite la llegada de turistas. Solo hay un empedrado escabroso.

El Parque Municipal Salto Monday es lindo, bien cuidado, con un precio de entrada simbólica (3.000 guaraníes por persona). Pero hay un problema: los miradores solo permiten ver la caída desde un costado. Las mejores vistas, las del frente, están en terrenos de propiedad privada, actualmente abandonados, y desde hace año objetos de invasiones por parte de personas autodenominadas “sin techos”, que ocasionan graves problemas de inseguridad a los visitantes.

Durante el último Festival del Salto Monday, periodistas que acompañaron a la delegación oficial de la Senatur fueron asaltados y despojados de sus cámaras cuando intentaban tomar fotos e imágenes en video desde el frente. Numerosos visitantes denunciaron robos y asaltos cada vez que buscan mirar la cascada desde una mejor perspectiva.

Hay una villa de ocupantes a la entrada al parque y varias alrededor. El 14 de febrero, Día de los Enamorados, 140 personas ingresaron a una propiedad de 12 hectáreas, en la zona más alta, y crearon la Villa San Valentín, un conjunto de precarias chozas con vista panorámica de frente a la cascada, que irónicamente se bautizó como “Villa hule Salto Monday”. Una publicación de Última Hora motivó la intervención del fiscal Troadio Galeano, quien logró que los ocupantes accedan a abandonar el inmueble, pero la amenaza sigue latente.

En un país serio, cuyas autoridades impulsen la protección de los recursos naturales y el desarrollo del turismo como una actividad económica importante, las tierras alrededor del Salto Monday ya habrían sido expropiadas, o declaradas como reserva manejable, con emprendimientos estatales y privados que permitan el máximo cuidado y el disfrute pleno de esta maravilla de la naturaleza. Aquí no. Aquí recién ahora se estudia la posibilidad de declarar la zona “de interés municipal”. El resto, nada.

Hace 25 años, los paraguayos permitimos que se cometa el mayor crimen ecológico de Sudamérica, al dejar que una represa mate a los Saltos del Guairá. ¿Dejaremos ahora que el Salto Monday se pierda entre una maraña de villas marginales?