domingo, 31 de mayo de 2009

Carta de adiós a un orientador vocacional

Estimado doctor:
No voy a asistir a la próxima sesión de orientación vocacional en su consultorio, porque ya resolví la profunda crisis existencial que me tenía re-angustiado desde que terminé la secundaria. Se acabó la duda acerca de cuál carrera universitaria seguir, qué profesión abrazar en la vida.
Es que leí una noticia en la tapa del diario Última Hora y se me iluminaron los ojos. ¡Al fin vi la luz! Me convencí automáticamente: ¡Yo quiero ser guardia de Yacyretá!
Imagínese, doctor. ¿En qué otra carrera, oficio, profesión o lo que sea, en este país, puedo aspirar a ganar los 19 millones de guaraníes al mes que, según un informe de la Contraloría, ganaba un guardia de seguridad en la binacional?
Sí, claro: yo sabía que allí corría mucha plata al bolsillo de los muchachos. ¡Si el propio presidente argentino Menem calificó a Yacyretá de “monumento a la corrupción”, imagínese! Por eso no me extraña que la Contraloría diga que entre enero y agosto de 2008, última etapa del gobierno colorado de Duarte Frutos, la entidad gastó 23 millones de dólares solo en salarios, y entre quienes más cobraban hay políticos como el ex presidente de seccional de Villarrica, Dario Vázquez, 23 millones al mes, o el ex intendente de Ayolas, Antonio Barreto, 20 millones, sin que existan registros de que alguna vez hayan ido a trabajar.
Todo eso no me extraña. Lo que me sorprende es que, según la propia Contraloría, esa situación no haya cambiado mucho. Que a casi diez meses de haber asumido el “Gobierno del cambio y la transparencia”, el propio actual director de Yacyretá, ingeniero Carlos Cardozo, salga a justificar que los altos sueldos son una “conquista laboral”.
Cardozo debe saber de qué habla. Sus compañeros del partido Tekojoja en Alto Paraná cuentan que hace poco más de un año tenían que contribuir dinero para pagarle su combustible en las giras políticas. Ahora, sin embargo, él tranquilamente saca de su bolsillo 98 millones de guaraníes para devolver al erario público, porque dice que se equivocó al autorizar el financiamiento de un congreso de jóvenes socialistas en un Cuartel Militar.
Así que lo tengo resuelto, doctor: ¡Yo quiero ser guardia de Yacyretá! Y no pretendo cometer el error del ingeniero Aldo Ríos, quien siendo funcionario de la entidad, el mes pasado divulgó documentos que mostraban que se iba a pagar 5 millones de dólares por un Sistema de Monitoreo y Control de Gestión que nunca funcionó. En lugar de ser premiado por transparentar una irregularidad, Ríos fue inmediatamente despedido. Y en seguida el director Cardozo emitió la circular DMD 038/2009, por la que “está expresamente prohibido proveer documentaciones a personas extrañas a la institución”. De lo contrario, ¡ñácate!
Adiós y gracias por todo, doctor.
Su ex cliente, el futuro guardia de Yacyretá.

jueves, 21 de mayo de 2009

¡Grande, Joaquín!



¡Y ganó nomás, como tanto esperábamos!
Con un total de 3.500 votos volcados a su favor a través de Internet, el cortometraje animado Sebastian’s Voodoo, del joven realizador paraguayo Joaquín Baldwin, resultó el gran ganador del Festival cinematográfico de Cannes, Francia, en la categoría “Short Film Corner”.
A su manera, Joaquín repite o multiplica la gran hazaña que lograra nuestra compatriota Pacita Encina, en el 2006, cuando su opera prima, el film Hamaca Paraguaya, obtuvo el Premio de la Crítica en la sección “Un certain regard” (una mirada peculiar), también en Cannes.
El hecho de que jóvenes e ignotos realizadores, surgidos de un país casi sin historia audiovisual, totalmente huérfanos de apoyo del Estado o de instituciones privadas, se alcen con el mayor y más codiciado premio cinematográfico en sus respectivas categorías, es algo que habla muy bien del Paraguay, en medio de tantos flashes noticiosos internacionales sobre escándalos de hijos presidenciales, amenazas de bombas, complots políticos y mezquindades palaciegas.
Al igual de lo que fue la historia de Pacita, la de Joaquín Baldwin es también la historia del chico con genio y vocación, que logra abrirse paso para hacer lo suyo, contra viento y marea,.
Hace apenas 7 años era un talentoso diseñador de páginas web que trabajaba junto a Cristian Chena, en la revista Hypermedia, en Asunción, mientras soñaba con hacer cine de animación, y sentía que le faltaba el oxígeno.
Un buen día hizo sus maletas y partió a Ohio, Estados Unidos, para probar suerte en la Columbus College of Art & Design. De allí dio un salto a la UCLA, en Los Ángeles, donde realizó sus primeros cortos animados, entre ellos Papiroflexia, que pudo inscribir y lograr que sea finalista en el “Short Film Corner” de Cannes, en 2008.
Esa vez quedó lejos en la competencia final, pero Joaquín no tiró la toalla y redobló la apuesta. La experiencia ganada la volcó en Sebastian’s Voodoo. La excelencia lograda en la realización del nuevo corto permitió que sea elegido entre los diez finalistas, entre 1.400 obras presentadas desde todas partes del mundo.
El resto fue el aporte de los espectadores internautas, que tras deleitarse con asistir al magnífico material audiovisual en You Tube, dejaron sus votos a favor. Una rápida cadena promocional recorrió la red, con epicentro en Paraguay. La mayor parte de los 3.5oo votos fueron paraguayos, incluyendo a fans de lejanas localidades del interior del país, rompiendo el mito de que este es un pueblo al que no le gusta el cine, y que tiene poco acceso a Internet.
En los 4 minutos y pocos segundos que dura el corto, Joaquín cuenta la dramática y enternecedora historia de un muñequito vudú que logra escapar del gancho de un siniestro hechicero, pero en lugar de huir y salvarse a sí mismo, al ver que sus otros hermanos están condenados, entabla un mágico duelo de alfileres con el brujo, en el que finalmente decide sacrificarse para que los demás puedan vivir.
Una fina y elaborada técnica de animación, un hábil y magistral uso de encuadres, luces, música, ritmo, edición y tiempo dramático, permiten avizorar que Joaquín Baldwin, va camino a convertirse en uno de los más grandes directores paraguayos del cine de animación. Ahora tiene en proyecto convertir a Sebastian’s Voodoo en un largometraje producido por los grandes estudios. Luego de este premio, es seguro que lo va a lograr.
¿Todavía no viste el corto? Haz click aquí: Sebastian's Voodoo. Y disfrútalo, en alta definición (HD).

martes, 19 de mayo de 2009

Todos con Sebastian's Voodoo

Joaquín Baldwin es uno de esos talentosos chicos compatriotas que nos hacen sentir orgullosos de ser paraguayos.
Desde un país de extrema pobreza y orfandad a la hora de hacer cine, este joven compatriota de 25 años se abrió paso en el difícil mundo del entretenimiento audiovisual y hoy brilla con luz propia con su estupendo corto animado Sebastian’s Voodoo, que compite en en la Short Film Corner, en el festival de Cannes, Francia, y hasta ahora va en primer lugar en el voto on line. En 2008 ya había sido finalista con su anterior corto Papiroflexia.
Aquel joven y talentoso diseñador web que empezó trabajando en la revista de informática Hypermedia, con Christian Chena, y que en el 2002 se mudó a Los Estados Unidos, para estudiar en la Columbus College of Art & Design, en Ohio, para luego realizar un Master en la UCLA, en Los Angels, va camino a convertirse en uno de los grandes paraguayos en el cine mundial. Ahora acabamos de saber que Sebastian’s Voodoo figura entre los ganadores de los Oscar Estudiantiles de la Academia de Hollywood, cuya ubicación se conocerá el 13 de junio.
Así como la talentosa Pacita Encina, nos llenó de alegría hace pocos años, cuando su opera prima Hamaca Paraguaya ganó el Premio de la Crítica en el Festival de Cannes, ahora Joaquin Baldwin nos lleva de nuevo a la cumbre artística del cine mundial.
Hay tiempo hasta este 20 de mayo para seguir votando por su corto Sebastian’s Voodoo y asegurar la gloria. Solo hay que tener una cuenta en You Tube, ingresar: , ver el corto y oprimir la quinta estrellita roja para registrar tu voto.

¡Vamos, que el cine paraguayo tiene mucha vida y futuro por delante!

lunes, 18 de mayo de 2009

Querida Ña Sara

No necesita ganar elecciones y ocupar un alto cargo en el Gobierno para transformar positivamente su entorno social. No inventa historias sobre conspiraciones políticas o anónimos planes de atentados para llamar la atención; simplemente hace noticia con su cotidiana y esforzada labor.
No recibe millonarios aportes de Yacyretá o Itaipú para financiar pomposos encuentros revolucionarios en donde discutir hipotéticas acciones de compromiso con el cambio; mientras muchos otros se pasan debatiendo, ella está trabajando y produciendo cambios efectivos, todos los días.
En el Día de la Madre, numerosas familias pobres han podido celebrar y compartir una comida digna, gracias a la campaña que Sara Servián implementa desde la Coordinadora de Amas de Casa, junto con la Cámara Paraguaya de Supermercados, poniendo a disposición 100 paquetes diarios de productos comestibles abaratados en 74 supermercados del país.
Ña Sara empezó esta iniciativa hace 3 años, junto al dueño de un supermercado barrial, cuando se le ocurrió crear un combo de productos básicos para una cena de Navidad, a un costo reducido para la gente humilde. Bautizó al emprendimiento con un nombre en guaraní que se volvió legendario: “Ñande karura”.
Su férrea voluntad encontró eco favorable en los empresarios de la Capasu, que hoy la ayudan a multiplicar la iniciativa cual bíblicos panes y peces en más supermercados y en varias épocas del año.
Es una mujer ya anciana, modesta y sufrida, pero su avanzada edad no le impide estar de pie todos los días, dirigiendo el comedor Mitâ Raity, en Tablada Nueva, donde entre 100 a 200 niños pobres hallan un plato de comida y sobreabundancia de amor.
Incansable luchadora, está siempre presente en las movilizaciones por una causa justa. “El derecho se exige, no se mendiga”, es su frase favorita. Pero no vacila en abrirse y plantear su postura crítica cuando sienten que la quieren utilizar, como sucedió recientemente con la marcha de los Sin Techos.
Hay un episodio que la pinta de cuerpo entero. En abril de 2008, tras la victoria electoral de la Alianza, Ña Sara estaba en la casa de Fernando Lugo, en Lambaré, cuando vio al coronel Heriberto Galeano. Encaró al militar y le increpó: “¿Qué hace aquí? ¡Usted es un corrupto, un símbolo del Paraguay que queremos cambiar!”. Cuando le dijeron que el propio Lugo mandó llamar al coronel, reaccionó airada: “¡Si eso es verdad, a partir de ahora me convierto en la primera opositora a Lugo!”.
En estos días en que muchos hablan del desencanto colectivo ante la inacción y la torpeza gubernamental, o cuando dicen que no hay noticias positivas, ni líderes en quien confiar, destaco la figura de Ña Sara. Ella es un ejemplo vivo y cotidiano de que el cambio es posible. Solo hace falta tener coherencia, idealismo, convicciones firmes, voluntad y espíritu de trabajar por los demás.

sábado, 2 de mayo de 2009

La Justicia en los tiempos de la gripe porcina

Le decían Chanchito, porque era gordo y sus modales recordaban a los del animal. Es un detalle de humor negro que ahora vuelva al Paraguay, tras 20 años de permanecer prófugo de la Justicia en Honduras, cubierto con un tapabocas ante la amenaza de la gripe porcina.
Las fotos de prensa y los informes televisivos lo muestran como un abuelito enfermo y cansado, postrado en silla de ruedas, sucumbiendo a la nostalgia de pasar sus últimos días en su Patria natal, aunque sea en la domiciliaria cárcel de oro que la bondad de la Ley puede regalarle, debido a su avanzada edad.
Pero es bueno que la memoria esquiva de la sociedad recupere la verdadera historia de unos de los más siniestros personajes que engendró la dictadura stronista, responsable directo de la persecución, tortura, asesinato, desaparición y exilio de cientos de compatriotas, además de haber sido uno de los jerarcas que más se enriquecieron ilícitamente.
Sabino Augusto Montanaro fue nombrado ministro del Interior por el dictador Alfredo Stroessner en noviembre de 1966, tras la caída de su antecesor Edgar L. Insfrán, y conservó el cargo hasta el fin de la tiranía, en febrero de 1989. Junto con el jefe de Policía, Alcibiades Brítez Borges, y el jefe de Investigaciones, Pastor Coronel, formaron el tenebroso trío que dirigió la implacable acción represiva durante más de dos décadas, en que se cuentan el aniquilamiento de las Ligas Agrarias, la OPM, la Pascua Dolorosa, el caso Goiburú, el atraco a Jejuí, el caso Martín Almada, la masacre de Caaguazú, la clausura de medios de prensa. Llegó a ser presidente del Partido Colorado, tras atracar la Junta de Gobierno de la ANR, al frente del “cuatrinomio de oro”, en agosto de 1987.
Al caer la dictadura, la fortuna personal de Montanaro estaba calculada en 10 mil millones de guaraníes. Sus bienes los obtuvo a través del ejercicio del terror. Una de sus varias estancias, Ganadera Chaco, la adquirió a precio regalado, luego de apresar y amenazar a su anterior propietario, Ramón Balbino Garelli. La transferencia la hizo en su propia inmobiliaria, Santa Elisa. Otra de sus tantas empresas, Comercial Industrial SRL, monopolizaba todas las ventas al Ministerio del Interior.
Tras huir presuroso, se refugió en Honduras, donde se hizo pastor de una Iglesia evengélica. Hay quienes dicen que vio la luz divina y se arrepintió de sus pecados. De ser así, tiene ante sí la oportunidad histórica de reparar en parte sus horribles crímenes, devolviendo lo robado y revelando la ubicación de las tumbas clandestinas en donde yacen anónimamente tantos compatriotas ejecutados, cuya desaparición aún mantiene en vigilia a sus familiares, y aún calcina la conciencia de una sociedad que no puede acabar de cerrar sus heridas.

viernes, 1 de mayo de 2009

Confesiones de las mujeres de Lugo




Por Andrés Colmán Gutiérrez y Jorge Torres Romero
(Publicado en la Revista Noticias de Argentina, edicion 1687 del 25 de abril)

-¿Necesitás algo más, monseñor…? –le preguntó la joven Viviana Rosalith Carrillo, de 16 años de edad, al obispo de San Pedro, Fernando Armindo Lugo Méndez, tras entregarle las ropas de cama, en la habitación donde él iba a pernoctar esa noche, como huésped ilustre.
El obispo la miró y la tomó de las manos, al responderle con voz suave y seductora:
-Sí, necesito… ¡te necesito a vos!
Era una calurosa noche de verano del 2000. El prelado había llegado en una gira pastoral por el interior del departamento de San Pedro hasta la localidad campesina de Choré, en donde una solícita feligresa, Edith Lombardo de Vega, invitó a Lugo a alojarse en su casa.
La señora Edith le presentó a su sobrina y ahijada, Viviana, una adolescente que se estaba preparando para recibir la confirmación de su fe católica, en una ceremonia que el mismo obispo iba a presidir en pocos meses.
No se sabe que más pasó esa noche, en la soledad de la habitación. Lo que sí se sabe, según le contó la chica a los abogados Walter Acosta y Claudio Kostinchok, es que allí empezó una relación prohibida entre el maduro obispo y la joven adolescente en vías de ser confirmada, que luego desembocó en un embarazo, del cual nació un niño, Guillermo Armindo, el 4 de mayo de 2007.
“Debido a mi corta edad e inexperiencia, fui seducida por su forma de hablar, por sus palabras bonitas, por sus expresiones bellas, y por las promesas que me hizo de renunciar a su cargo por mí, y que pretendía compartir una vida conmigo y que tengamos muchos hijos y formemos un hogar, habiendo sido él mi primer y único hombre”, revela.
El miércoles 8 de abril, en plena Semana Santa, los dos abogados presentaron en Tribunales la primera demanda de filiación contra Lugo, en la que Viviana Rosalith Carrillo le pedía al actual presidente de la República del Paraguay que reconozca la paternidad del pequeño Guillermo Armindo, iniciando la sucesión de escándalos que tienen al Paraguay paralizado, en donde tres (hasta ahora) pequeños niños han logrado lo que no lograron ni los dirigentes del otrora poderoso Partido Colorado, ni las supuestas conspiraciones políticas del folklórico general Lino Oviedo: hacer temblar al gobierno del presidente Fernando Lugo.
Así no solo se puso en jaque al hombre político, sino que se consolidó el mito del hombre íntimo: que Lugo es un play-boy empedernido –un “gaucho” como se le llama aquí- y que tiene una colección de hijos cuya existencia se rumorea desde hace años, pero que nunca había podido comprobarse. La Iglesia ya conocía la intensa actividad sexual del obispo cuando decidió separarlo elegantemente de la Diócesis de San Pedro y dejarlo sin cargo. Lo que no imaginó es que su pasado volvería para condenarlo.

PREFERENCIAS. “¡Al monseñor Fernando Lugo siempre le gustaron las jovencitas…!”, exclama con una sonrisa burlona Benigna Leguizamón, la segunda de las tres mujeres que hasta ahora se atribuyen públicamente haber mantenido relaciones sexuales y engendrado hijos del presidente, cuando aún era obispo de la Iglesia Católica.
Benigna tenía 18 años y un bebé en brazos en mayo de 2001, cuando llegó hasta el obispado de San Pedro, en la desolada región Norte del Paraguay, a pedir ayuda al entonces célebre “Obispo de los Pobres”, Fernando Lugo.
El padre de su hija, Francisco Luján, médico anestesista del hospital local, estaba casado con otra y le negaba la prestación alimentaria. La adolescente madre soltera confió en que el obispo le ayudaría en su desamparo, y así fue. Lo que ella no se esperaba era lo que él iba a pedirle a cambio.
“Al principio lo veía como un padre, como una persona bondadosa y amable. Me dio palabras de consuelo, me hizo sentir mejor, y me pidió que vuelva en ocho días. Así lo hice, y entonces me invitó a ir de paseo a su granja. Me fue envolviendo. Yo era una joven campesina, poco instruida, pobre y desesperada con una hija a la que tenía que cuidar. El se aprovechó de mi necesidad y me llevó a la cama. Y poco después me quedé embarazada de él”, recuerda Benigna.
Aunque no quiere entrar en detalles sobre los momentos íntimos de la relación, la mujer cuenta que los encuentros se consumaban en una granja rural que Lugo había comprado, a nombre del Obispado, en las afueras de la ciudad de San Pedro del Ycuamandyyú.
El obispo la alzaba en la camioneta y la llevaba a recorrer por el interior del Departamento, y más de una vez, los caminos de Benigna se cruzaron con los de Viviana Carrillo, la otra madre del otro hijo.
“Yo le conocí a Viviana, porque cuando pasábamos por Choré, nos quedábamos un rato en la casa de su tía y madrina, Edith Lombardo, pero yo ni me imaginaba que Fernando también andaba con ella en la misma época en que andaba conmigo, y seguro que ella tampoco se imaginaba que el papá de su hijo andaba también conmigo”, admite.
De aquella relación, también prohibida, el 9 de setiembre de 2002 nació Lucas Fernando, un chico que pronto cumplirá 7 años de edad. La mujer supo entonces que estaba condenada a callar por siempre el nombre del papá de su hijo.
“¿Cómo les iba a decir a la gente: me embaracé del monseñor Lugo? En el Paraguay, cuando una tiene hijo de un pa’i (sacerdote) y más todavía de un obispo, tiene que guardar silencio por vergüenza, es mejor decir que el niño no tiene padre, o que su papá es el Pombero (duende mitológico guaraní)”, comenta.
Un detalle llamativo es que a pesar de no haberlos reconocido inicialmente, Lugo insistió en que sus hijos lleven sus mismos nombres, o el de sus descendientes.
Benigna relata que cuando le contó al obispo que estaba embarazado de él, este insistió en que inscriba al niño con los dos nombres suyos: Fernando Armindo. “Yo le dije que Armindo me parecía un nombre muy feo, por eso le llamé Lucas Fernando”, dice.
La otra madre, Viviana Carrillo, relató a sus abogados que también le pidió ponerle su segundo nombre, Armindo, y el del abuelo del niño, Guillermo.

SIN REGRESOS. El 16 de agosto de 2008, al iniciar su primera jornada como presidente de la República, Fernando Lugo anunció públicamente que renunciaba a percibir su salario como jefe de Estado y lo iba a donar íntegramente para la ayuda a los pobres.
Al conocerse que tres mujeres admitían públicamente que él era el padre de sus hijos, la pregunta que se formuló la dirigente feminista Clara Rosa Gagliardone, presidenta de la Fundacion Kuña Aty, es con qué recursos el presidente asistirá a los niños, ya que no se conoce que Lugo tenga otros ingresos económicos.
Hasta ahora, según el relato de las madres, la asistencia del “padre de la patria” (como ahora se lo llama) a sus vástagos, ha sido escasa o nula.
En el caso de Benigna, ella admite que el entonces obispo le pasaba una ayuda económica mensual de 50 mil guaraníes (10 dólares), hasta octubre de 2003, cuando el niño cumplió dos años de edad. Luego la ayuda se cortó totalmente y el prelado ya no la recibía en el obispado, ni atendía sus llamadas telefónicas.
“Después que renunció como obispo, le llamé a Fernando y le conté que el niño se iba a bautizar y le pedí ayuda. El mismo se negó a darle ayuda, diciendo que no contaba con dinero, ayuda ésta que le pedí, en vista de que mi actual pareja en aquel entonces había sufrido derrame cerebral. El niño (Lucas Fernando) se comunicó con él por vía telefónica, pidiéndole una bicicleta. El mismo contestó: ‘Sí te voy a comprar’, cosa que hasta el día de hoy no cumplió”, relata Benigna.
En el caso de Viviana Carrillo, en el texto de la demanda que sus abogados presentaron inicialmente ante la Justicia, ella cuenta que el actual presidente “suele ayudarlo a su hijo económicamente, pero sólo después de que tenga que mendigarle varios días por su asistencia o cuando el mismo se halla enfermo”.
Cuenta que la asistencia económica era provista por un sobrino del presidente,
Fernando José Lugo, ya que el mandatario se mostraba cada vez más esquivo. “La última vez que nos vimos, estando dentro de un vehículo con él, discutiendo nuevamente por la desatención del mismo para con su hijo, y al señalarle que no podía ser que yo tuviera que mendigarles todos los meses para que su hijo pudiera comer, y que aparentemente él no lo quería, me dio un golpe en la cara, señalándome que jamás dijera eso”, sostiene.
En su denuncia a la Justicia, Viviana relata: “Me prohíbe salir en público, señalándome que es peligroso que la gente me vea, porque hay mucha gente mala, y que tiene muchos enemigos políticos que podrían utilizar a su hijo para coaccionarle. No me permite trabajar, y también es celoso, no queriendo que ningún hombre se me acerque, por lo que es toda una tortura vivir de esta manera, siempre con la excusa de que es peligroso por el cargo que él ocupa, por lo que me encuentro totalmente sola y aislada, pues mis familiares y amigos se apartaron de mí”.
Viviana Carrillo se vio favorecida, cuando tras el escándalo desatado con la revelación periodística de su caso, el presidente admitió públicamente que era el padre de la criatura. Hoy la mujer y su hijo viven en una casa que Fernando Lugo tiene en la ciudad de Lambaré.
Benigna Leguizamón no tuvo la misma suerte. Ella sigue viviendo en una pobreza extrema, en un barrio marginal de Ciudad del Este, en la zona de la Triple Frontera entre Paraguay, Brasil y Argentina.
El abogado Marcos Fariña, representante legal del presidente, le dijo que Lugo “no niega ni admite” que Lucas Fernando sea hijos suyo, pero prefería realizar una prueba de ADN en forma privada. Benigna se negó tajantemente y el martes 21 de abril inició una demanda judicial de filiación contra el mandatario.

MADRE MILITANTE. El similar perfil de “jovencitas campesinas ingenuas” que presentan las dos primeras madres que reclaman la paternidad de Fernando Lugo, fue roto el miércoles 22 de abril, con la aparición de Damiana Hortensia Morán, directora de una guardería en Capiatá (ciudad aledaña a la capital Asunción), la tercera mujer que dice haber engendrado un hijo del presidente.
A diferencia de sus predecesoras, Damiana se presenta como una activista social y política, vinculada al partido de izquierda Tekojoja, liderado por Fernando Lugo y relata haber conocido a Lugo en el 2006, luego de retirarse como obispo y lanzarse a la arena política.
Alega que de esa “relación militante” nació su hijo Juan Pablo (en homenaje al Papa fallecido), de un año y medio de edad, un “fruto del amor incondicional”. Ella no pide que el presidente reconozca a su hijo, habla maravillas de Lugo y considera que el caso de Benigna Leguizamón es “un fraude” preparado por enemigos del presidente.
El jueves, los diarios Última Hora y La Nación instalaron la sospecha de que el tercer caso fue instalado por sectores del propio Gobierno para tratar de lavar la deslucida imagen de Lugo.
Por las dudas, Damiana ya abre el Paraguay: dice que son seis las mujeres que demandarán el reconocimiento de filiación de sus hijos al presidente, y propone crear una Asociación de Primeras Damas o Primeras Madres, para negociar juntas cuestiones como la distribución de la ayuda alimentaria o la eventual herencia de los herederos del semental monseñor presidente.
Quizás Fernando Lugo no produjo los cambios que el electorado paraguayo esperaba de él, pero logró cambiar el rezo del Padre Nuestro. Entre los muchos chistes populares que han empezado a circular masivamente por Internet o por textos SMS de teléfonos celulares, se incluye la nueva versión humorística de la tradicional oración cristiana.
“Padre nuestro que estás en Mburuvichá Roga, cotizado sea tu nombre, venga a nosotros tu apellido, hágase el ADN en San Pedro como Ciudad del Este, danos hoy nuestra prestación alimentaria de cada mes, perdona las demandas de nuestras madres, como también nosotros perdonamos tu abandono, no nos dejes caer en la miseria y líbranos de la prensa. Amén”, dice la recreada plegaria.